Ya hace un tiempo que muchos me recomiendan el libro Padre Rico Padre Pobre dado el cambio de vida que encaré…
Despúes de un tiempo lo encontré online y lo descargue para ver si era necesario comprarlo o no, y ver de que trata.
El libro es un libro de auto ayuda, o sea, no te va a decir que es lo que tenés que hacer, pero te abre un poco la mente.
Desde la máquina lei las primeras 23 páginas y la verdad que en cada palabra me sentía identificado, algo que me llamo poderosamente la atención.
A continuación y en lo sucesivo iré dejando algunos extractos y citas el autor…
Cuando nosotros como padres aconsejamos a nuestros hijos «ir al colegio,
estudiar esforzadamente y conseguir un buen empleo», en general lo hacemos
partiendo de un hábito cultural. Eso siempre había sido lo correcto. Cuando conocí a
Robert, inicialmente sus ideas me asustaron. Al haber sido educado por dos padres, se
le había enseñado a esforzarse por dos metas diferentes. Su padre instruido le aconsejó
que trabajara para una corporación. Su padre rico le aconsejó que fuera dueño de una
corporación. Ambos proyectos de vida requieren educación, pero los temas de estudio
son completamente diferentes. Su padre altamente instruido lo alentaba a ser una
persona inteligente. Su padre rico lo animaba a descubrir cómo contratar personas
inteligentes.Tener dos padres le causó muchos problemas. El padre verdadero era el
superintendente de educación para el estado de Hawai. Para cuando Robert tenía 16
años, la amenaza de «si no obtienes buenas calificaciones no conseguirás un buen
trabajo» tenía ya poco efecto. Para ese entonces, él ya sabía que el camino para su
carrera era ser dueño de corporaciones, y no trabajar para ellas. En realidad, si no
hubiera sido por la guía sabia y persistente de un consejero de estudios superiores,
Robert podría no haber ido a la universidad. El lo admite. Estaba ávido de iniciar la
conformación de su activo, pero finalmente estuvo de acuerdo en que una educación
universitaria también lo beneficiaría.Verdaderamente, para los padres de hoy en día, las ideas de este libro
probablemente parezcan muy lejanas de alcanzar, o demasiado radicales. Muchos
padres están pasando por momentos ya bastantes difíciles tratando de mantener a sus
hijos en el colegio. Pero a la luz de nuestros tiempos cambiantes, necesitamos, como
padres, estar abiertos a ideas nuevas y audaces. Alentar a los niños a que sean
empleados, es aconsejar a sus hijos a que paguen durante toda sus vidas más impuestos
de lo que es justo, con alguna o ninguna promesa de pensiones. Y es cieno que los
impuestos son el mayor egreso de una persona. De hecho, la mayoría de las familias
trabajan para el gobierno desde enero hasta mediados de mayo, solamente para pagar
sus impuestos. Se necesitan nuevas ideas, y este libro las aporra.Robert afirma que los ricos enseñan a sus hijos de forma diferente. Les enseñan
en su casa, sentados a la mesa durante la cena. Quizás estas ideas no sean las que usted
elija para conversar con sus hijos, pero de todas maneras, gracias por darles una
mirada. Y le aconsejo seguir buscando. En mi opinión, como madre y como Contadora
Pública Certificada, el concepto de simplemente obtener buenas calificaciones y
conseguir un buen trabajo, es una idea anticuada. Necesitamos aconsejar a nuestro
hijos con cierto grado de mayor inteligencia. Necesitamos nuevas ideas y una
educación diferente.Podría ser que, decirles que se esfuercen por ser buenos empleados, mientras a la
vez se esfuerzan por ser dueños de su propia corporación de inversiones, no sea una
idea tan mala.Mi esperanza como madre, es que este libro ayude a otros padres. La esperanza
de Robert, es poder informar a las personas que cualquiera puede alcanzar prosperidad,
si así lo elige. Si usted actualmente es jardinero o conserje, o aún si está desempleado,
tiene la oportunidad de educarse y enseñarle a sus seres queridos a cuidar de sí mismos
financieramente. Recuerde que la inteligencia financiera es el proceso mental a través
del cuál resolvemos nuestros problemas financieros.Hoy en día estamos enfrentando cambios tecnológicos y globales tan o incluso
más grandes que los que alguna vez hayamos enfrentado. Nadie tiene la bola de cristal,
pero una cosa es cierra: se avecinan transformaciones que están más allá de nuestra
realidad. ¿Quién sabe lo que depara el futuro? Pero, suceda lo que sucediere, tenemos
dos elecciones fundamentales: jugar a lo seguro o jugar con inteligencia,
preparándonos, educándonos y despertando en nosotros y en nuestros hijos, ese genio
financiero que todos llevamos dentro.